La nueva normalidad nos regala situaciones que jamás nos hubiésemos planteado, como por ejemplo, que alguien a quien acabas de conocer te pida que te quites la mascarilla para verte el rostro completo y se detenga a mirar y alabar la forma de tus labios como si fuese el secreto mejor guardado, con una descarga de adrenalina brutal por la temeridad del acto, para lo que hemos retrocedido un paso atrás para guardar mejor las distancias.
Supongo que enrollarse con un desconocido ahora mismo debe estar al mismo nivel de peligro que el sexo sin protección o peor.
 
Todo esto formaría parte de un momentazo de morbo si no fuese porque quien ha pedido conocer mi cara era una mujer y mi discurso nervioso mientras "me desnudaba" parecía sacado de un guión de "Aída".
 
Pensaréis que es una tontería enorme, pero el uso de mascarilla y el medio anonimato que aporta hace que me atreva a probar nuevas sombras y estilos de maquillaje para los ojos, lo que viene a traducirse en que voy pintada como una Drag Queen a punto de salir a escena de nariz para arriba, mientras que el resto del rostro va limpio e inmaculado. Podéis imaginar el contraste al verme la cara completa...Ups!!! Pillada cual maruja que sale súper arreglada con un vestido de fiesta con lentejuelas, taconazos y las bragas más cómodas que tiene (que suelen ser las más viejas) alegando un: "como nadie las va a ver..." y termina en una sala de urgencias desvelando ese secreto.
 
PD: He de agradecer a @lucastudio.art  la cesión de su fotografía para llevar a cabo esta pintura. Muchas gracias por ponerle imagen a ésta reflexión!!!!