Conocido como Inka era el soberano o líder del imperio incaico
deciase que era hijo del sol, un ser mítico y grandioso por haber construido una riqueza cultural armoniosa, organizada y mística, su poder se expandía entre lo largo de la América precolombina sin duda un líder innato, conquisto a tantos territorios y en cada uno de ellos dejo un descendiente como representante. Podía darse el lujo de poseer a las más hermosas mujeres, pero entre ellas se destaca el esplendor de la luna, y es que ella emanaba un poder único casi similar al sol, como sabemos, sus cambios, sus destellos influenciaban en la producción de elementos básicos para la supervivencia de toda una sociedad, se hacían pagos y fiestas en su nombre.
La Luna satisfecha con tales regalos, y muy curiosa de conocer a sus humildes seguidores se propuso a encarnarse en un cuerpo femenino y bajar a la tierra, desde las alturas del cielo, se manifestó un grandioso esplendor en la que poco a poco se pudo apreciar el cuerpo de una hermosa fémina, tan hermosa como las mujeres que labran la tierra y hacen vida, tan exacta y tan deseable como cualquier mujer de tal imperio. Sin pasar desapercibida el Inka postro su mirada y su respeto a tal escultural belleza, deseoso de conocerla mando a crear un fino collar de oro, con características esplendorosas digno a la altura de tal diosa. El Inka olvido que tal diosa tenia a un dios que era su complemento, el sol.
Rápido el Inka se vistió con la imponente rudeza y grandiosidad del jaguar, tomo gran vuelo con las alas del gran cóndor, y pronto llego ante ella y sin perder más tiempo la adoro, ella tan simple aceptó la invitación de caminar por encima de los andes, bordear las costas y conocer a sus habitantes, muy entusiasmado el Inka, decide pretender a la Luna ofreciéndole el regalo que mando a forjar para ella , exponiéndole su atracción y su amor, mas no espero lo siguiente.
La luna se negó rotundamente, le explico que era su madre y era la pareja de su padre el sol y que venía a conocer a sus hijos que tan orgullosa estaba por el respeto q le guardaban. El termino de aquel día fue casi digno de un reencuentro familiar , el Inka entendió que tal belleza solo podía ser de su madre y afanoso la adoro como tal, la Luna tan grandiosa y agradecida levito entre las nubes perdiéndose entre el manto de la noche, y aquella noche brillo como nunca antes , y todo lo orgánico en la tierra se vistió de vida muy floreciente , muy vital .