"LA CARGA"
Obra original, Óleo sobre Tabla, Pieza única
Precio: 500 €
Resumen de la obra original
Medidas: 90 ancho x 60 alto cm.
Año: 2010
Nombre: La Carga. Autor: Javier Reyes YATAPAPUANI. 2015
Obra realizada sobre tabla (60x90) con una técnica mixta acrÃlico-óleo. Las figuras se distribuyen apaisadamente ocupando la parte central del espacio. Algunas se salen incluso del espacio pictórico insinuando la posibilidad de continuidad más allá de los márgenes. Sobre ellos el cielo cargado de oscuridad y bajo las patas de los caballos el suelo en vertiginosa carrera. La perspectiva aérea nos insinúa la presencia de otras figuras en la lejanÃa completando el espacio con cuerpos sospechados. El trazo es muy suelto y cargado de pintura y violencia. La vibración del tema es transmitida a la pincelada dejando al dibujo en un segundo plano. El movimiento es el protagonista en esta obra de ahà que la pincelada sea brusca, incisiva, violenta. de igual modo el colorido no corresponde a la realidad; no es un colorido realista. Más bien es un colorido premonitorio que refleja el estado de ánimo de los personajes a la vez que el desenlace de la cabalgada. Las figuras no pretenden ser realistas (el tema no lo pedÃa asÃ), quizá recuerden un poco a las pinturas negras de Goya, y quizá estuvieran inspiradas por un pesimismo o una intranquilidad similar. Asà las figuras se muestran casi grotescas, salvajemente ajenas a cualquier tipo de requerimiento estético. Aunque carezcan del hieratismo del románico si poseen un carácter simbólico o esquemático. El colorido es gradual y tiende a buscar cierto equilibrio entre las gamas frÃas y cálidas, dando cierta sensación de autonomÃa y plenitud cromática. El origen de la luz es misterioso. Procede del fondo del tema. De hecho las figuras parecen moverse impulsadas por la luz creando la ilusión de la velocidad. Los jinetes se mueven envueltos en esa luz; alineados, acompañados por ella como si también la luz se jugara algo en la batalla. De este modo crea cierto contra luz; provocando un efecto cegador en el espectador. Que siente el impulso de echarse a un lado y ponerse a salvo.
La historia del ser humano difÃcilmente puede desligarse de la equina. Nos han acompañado desde el principio de los tiempos hasta que se inventó la máquina de vapor y un poco después el motor de explosión. Aunque en la historia eso supone un momento insignificante ellos nos conforman. No se entiende los "avances de uno sin el otro". Por eso algo de homenaje hay hacia estos seres en este cuadro. De hecho los caballeros lo son precisamente por desplazarse a caballo. Participación determinante en las guerras; en tiempos de paz y de guerra. La guerra es otro tema recurrente dentro del cuadro. Aunque no es la representación de una guerra en concreto de ejércitos reconocibles. Son anónimos como cada uno de nosotros lo es. ni es la representación de una guerra real acaecida en el mundo. Más bien se trata de la representación de ese estado de beligerancia en el que la vida nos sitúa sin querer. "Que la vida iba en seria" decÃa Gil de Biedma en uno de sus poemas. Y es verdad, y a veces te sientes asÃ. Que la vida cae sobre uno con toda su crudeza y lo único que puedes es echarte a un lado, tirarte al suelo y ponerte las manos en la cabeza. Y en ese momento te dices que "la vida no está siendo como te imaginaste de niño". Es menos dulce, menos amable de lo que esperabas que fuera. Ocurren cosas horribles que te obligan a levantarte y luchar; apretar los dientes y tal vez gritar e ir a la carga.
Obra realizada sobre tabla (60x90) con una técnica mixta acrÃlico-óleo. Las figuras se distribuyen apaisadamente ocupando la parte central del espacio. Algunas se salen incluso del espacio pictórico insinuando la posibilidad de continuidad más allá de los márgenes. Sobre ellos el cielo cargado de oscuridad y bajo las patas de los caballos el suelo en vertiginosa carrera. La perspectiva aérea nos insinúa la presencia de otras figuras en la lejanÃa completando el espacio con cuerpos sospechados. El trazo es muy suelto y cargado de pintura y violencia. La vibración del tema es transmitida a la pincelada dejando al dibujo en un segundo plano. El movimiento es el protagonista en esta obra de ahà que la pincelada sea brusca, incisiva, violenta. de igual modo el colorido no corresponde a la realidad; no es un colorido realista. Más bien es un colorido premonitorio que refleja el estado de ánimo de los personajes a la vez que el desenlace de la cabalgada. Las figuras no pretenden ser realistas (el tema no lo pedÃa asÃ), quizá recuerden un poco a las pinturas negras de Goya, y quizá estuvieran inspiradas por un pesimismo o una intranquilidad similar. Asà las figuras se muestran casi grotescas, salvajemente ajenas a cualquier tipo de requerimiento estético. Aunque carezcan del hieratismo del románico si poseen un carácter simbólico o esquemático. El colorido es gradual y tiende a buscar cierto equilibrio entre las gamas frÃas y cálidas, dando cierta sensación de autonomÃa y plenitud cromática. El origen de la luz es misterioso. Procede del fondo del tema. De hecho las figuras parecen moverse impulsadas por la luz creando la ilusión de la velocidad. Los jinetes se mueven envueltos en esa luz; alineados, acompañados por ella como si también la luz se jugara algo en la batalla. De este modo crea cierto contra luz; provocando un efecto cegador en el espectador. Que siente el impulso de echarse a un lado y ponerse a salvo.
La historia del ser humano difÃcilmente puede desligarse de la equina. Nos han acompañado desde el principio de los tiempos hasta que se inventó la máquina de vapor y un poco después el motor de explosión. Aunque en la historia eso supone un momento insignificante ellos nos conforman. No se entiende los "avances de uno sin el otro". Por eso algo de homenaje hay hacia estos seres en este cuadro. De hecho los caballeros lo son precisamente por desplazarse a caballo. Participación determinante en las guerras; en tiempos de paz y de guerra. La guerra es otro tema recurrente dentro del cuadro. Aunque no es la representación de una guerra en concreto de ejércitos reconocibles. Son anónimos como cada uno de nosotros lo es. ni es la representación de una guerra real acaecida en el mundo. Más bien se trata de la representación de ese estado de beligerancia en el que la vida nos sitúa sin querer. "Que la vida iba en seria" decÃa Gil de Biedma en uno de sus poemas. Y es verdad, y a veces te sientes asÃ. Que la vida cae sobre uno con toda su crudeza y lo único que puedes es echarte a un lado, tirarte al suelo y ponerte las manos en la cabeza. Y en ese momento te dices que "la vida no está siendo como te imaginaste de niño". Es menos dulce, menos amable de lo que esperabas que fuera. Ocurren cosas horribles que te obligan a levantarte y luchar; apretar los dientes y tal vez gritar e ir a la carga.
Obra Original
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Publicado en ARTEnet desde: 26 Mayo , 2016
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Detalles de la obra original
Pintura Óleo sobre Tabla
Medidas: 90 x 60 cm.
Año de creación : 2010Estilo / Tema
Estilo: Expresionismo
Temática: EspiritualidadResumen
Nombre: La Carga. Autor: Javier Reyes YATAPAPUANI. 2015
Obra realizada sobre tabla (60x90) con una técnica mixta acrÃlico-óleo. Las figuras se distribuyen apaisadamente ocupando la parte central del espacio. Algunas se salen incluso del espacio pictórico insinuando la posibilidad de continuidad más allá de los márgenes. Sobre ellos el cielo cargado de oscuridad y bajo las patas de los caballos el suelo en vertiginosa carrera. La perspectiva aérea nos insinúa la presencia de otras figuras en la lejanÃa completando el espacio con cuerpos sospechados. El trazo es muy suelto y cargado de pintura y violencia. La vibración del tema es transmitida a la pincelada dejando al dibujo en un segundo plano. El movimiento es el protagonista en esta obra de ahà que la pincelada sea brusca, incisiva, violenta. de igual modo el colorido no corresponde a la realidad; no es un colorido realista. Más bien es un colorido premonitorio que refleja el estado de ánimo de los personajes a la vez que el desenlace de la cabalgada. Las figuras no pretenden ser realistas (el tema no lo pedÃa asÃ), quizá recuerden un poco a las pinturas negras de Goya, y quizá estuvieran inspiradas por un pesimismo o una intranquilidad similar. Asà las figuras se muestran casi grotescas, salvajemente ajenas a cualquier tipo de requerimiento estético. Aunque carezcan del hieratismo del románico si poseen un carácter simbólico o esquemático. El colorido es gradual y tiende a buscar cierto equilibrio entre las gamas frÃas y cálidas, dando cierta sensación de autonomÃa y plenitud cromática. El origen de la luz es misterioso. Procede del fondo del tema. De hecho las figuras parecen moverse impulsadas por la luz creando la ilusión de la velocidad. Los jinetes se mueven envueltos en esa luz; alineados, acompañados por ella como si también la luz se jugara algo en la batalla. De este modo crea cierto contra luz; provocando un efecto cegador en el espectador. Que siente el impulso de echarse a un lado y ponerse a salvo.
La historia del ser humano difÃcilmente puede desligarse de la equina. Nos han acompañado desde el principio de los tiempos hasta que se inventó la máquina de vapor y un poco después el motor de explosión. Aunque en la historia eso supone un momento insignificante ellos nos conforman. No se entiende los "avances de uno sin el otro". Por eso algo de homenaje hay hacia estos seres en este cuadro. De hecho los caballeros lo son precisamente por desplazarse a caballo. Participación determinante en las guerras; en tiempos de paz y de guerra. La guerra es otro tema recurrente dentro del cuadro. Aunque no es la representación de una guerra en concreto de ejércitos reconocibles. Son anónimos como cada uno de nosotros lo es. ni es la representación de una guerra real acaecida en el mundo. Más bien se trata de la representación de ese estado de beligerancia en el que la vida nos sitúa sin querer. "Que la vida iba en seria" decÃa Gil de Biedma en uno de sus poemas. Y es verdad, y a veces te sientes asÃ. Que la vida cae sobre uno con toda su crudeza y lo único que puedes es echarte a un lado, tirarte al suelo y ponerte las manos en la cabeza. Y en ese momento te dices que "la vida no está siendo como te imaginaste de niño". Es menos dulce, menos amable de lo que esperabas que fuera. Ocurren cosas horribles que te obligan a levantarte y luchar; apretar los dientes y tal vez gritar e ir a la carga.
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