Sobre esos contornos, los salpicados de colores intensos —rosas, amarillos, azules y rojos— transmiten dinamismo, caos y emoción desbordada.

El contraste entre la estructura negra y los estallidos de color puede simbolizar la tensión entre orden y espontaneidad, o entre lo racional y lo emocional. El uso de salpicaduras recuerda la técnica del dripping de Jackson Pollock, asociada a la libertad gestual y a dejar que la pintura hable por sí misma.

En un sentido más simbólico, podría interpretarse como:

Un vuelo del espíritu: el ser alado representa la liberación y la fuerza interior.

Explosión de emociones: los colores que se expanden y se mezclan sugieren sentimientos múltiples que no pueden ser contenidos.

Vitalidad y transformación: la mezcla de manchas caóticas da la sensación de movimiento continuo, como un proceso de cambio.


Es una obra que invita a mirar varias veces y descubrir nuevas formas ocultas en el aparente desorden: cada espectador probablemente verá algo distinto dependiendo de su estado de ánimo.