Obra original y única realizada en barro negro y ceras.

Con cada una de mis figuras trato de contar una historia. No quiero hacer una escultura preciosista y carente de vida, sino una escultura que esté en pleno movimiento.

Son mujeres y hombres, a menudo parejas, que protagonizan una historia de amor, de soledad, de nostalgia, de pasión, en definitiva un poema en el que los sentimientos más ancestrales son sublimados.
En su belleza están incompletos, las hendiduras de sus cuerpos son vacíos en sus almas, son anhelos frustrados.

Me he sentido fascinada por la naturaleza en sí misma, de hecho, creo que mi obra es claro reflejo de ello. El entorno natural del que he buscado rodearme en mi vida me ayuda a inspirarme para crear mis seres que brotan de las piedras, de los troncos de los árboles, del barro.

No tienen ningún afán de protagonismo, simplemente cantan su poema para volver a ser un pedazo de barro sin forma algún día.