El Sr. Noel me inicio en los secretos de la restauración de imágenes antiguas, así nací como fotógrafo, dibujando a punta de carboncillo, anilinas, y aerografía., en plena adolescencia tardía ese señor me sentó en una sillita a escuchar música clásica mientras aprendía a restaurar (era fanático, se sabía todo el stock musical de la emisora cultural, jugábamos a ver quien reconocía primero la pieza, yo con el tiempo pegaba una que otra..,)
El proceso de reconstrucción era tan delicado que una imagen podía pasar frente a mí una semana, evidentemente me enseño lo que significa la paciencia para lograr perfección en los detalles, aprendí a manipular, a retocar, y a intervenir sin miedos la imagen., la otra parte del trabajo consistía en revelar y ampliar las imágenes, de esa forma descubrí lo rico que era pasarse mucho tiempo en el laboratorio, un día entre de noche y salí al otro día de noche.
Se fue a su tierra natal, Colombia, a morir en los brazos de sus hijas y de querida esposa, me dejo la responsabilidad de los clientes a los cuales les trabajábamos (Zerdas, Hoyos y varios estudios fotográficos mas), El tiempo se lo llevo, pero también se llevo mi gratitud la cual nunca le pude reconocer elocuentemente.
Jamás había agarrado una cámara fotográfica así que decidí tomar un curso, en los bellísimos jardines de la USB Fernando Carrizales se encargo de enseñarme que tan romántica puede ser la vida detrás de ella… Época bonita y luminosa, los talleres empezaban los sábados a las 8 de la mañana y terminaban tardísimo, veíamos películas para después analizarlas, revelábamos en sus magníficos laboratorios, y tomábamos fotos a lo primero que se moviera…
Ricardo Armas me enseño las técnicas más rigurosas para el correcto uso de los equipos de iluminación y fotográficos, no duraban mucho sus talleres pero siempre estaban colmados de toneladas de información.
Finalmente el encargado de encaminarme hacia el mundo del arte, y la compresión de la lectura de imagen fue Edgar Moreno, con su magnífica imaginación, y ese desbordado sentido de vida que lo caracteriza, nos fue llevando poco a poco a esos linderos poco tangibles pero riquísimos en inspiración.
La luz trato de comprenderla todas las mañanas… algo tan complejo solo puede desentrañado y desmitificado con el tiempo y el alma.

Esa frontera entre lo real y lo imaginario me motiva a ver el mundo desde la introspección y la reflexión….
Ser rebelde lleva la vida entera,
borrarte los privilegios de la piel,
inscribirte en la soledad del desacuerdo,
dejar atrás a los usurpadores....
No hay premio a un rebelde
más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia,
salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora.
Los rebeldes saben de qué están hechos los premios,
rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.
Una rebelde tiene como único premio la vida, porque de el nadie se apropia, en el nadie la usurpa,
porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.
Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el desánimo del progreso
y si de paso una rebelde tiene la alegría en soledad, ha vencido al mundo.