Estas pinturas digitales abstractas son el resultado de un proceso de creación simbiótica entre la sensibilidad humana y la brutalidad impredecible de la inteligencia artificial. Cada imagen emerge como un accidente visual, una colisión entre formas orgánicas y estructuras digitales que evocan carne, glitch, memoria y delirio.

Las composiciones exploran estados alterados de percepción, deformidades emocionales y paisajes mentales inexplorados, recordando al expresionismo, el arte bruto y lo visceral del subconsciente. Los colores no buscan complacer: agreden, interrogan, se descomponen.

Obras únicas, generadas con algoritmos entrenados y curadas con obsesiva precisión por el artista, donde la máquina actúa como médium de lo inhumano, y la estética se vuelve un campo de batalla entre belleza y espanto.

Ideal para coleccionistas de arte digital contemporáneo, galerías alternativas, o amantes del arte provocador y post-humano.