El flamenco es inagotable en su expresión, una representación fiel del Arte y su conexión con el alma. Y tan grande es su fuerza que opté por dejarme llevar por su magnetismo y emprender este proyecto: Las almas del flamenco. La relación íntima que siempre he mantenido con él se convirtió en la raíz del aprendizaje en mi proceso creativo, sabio maestro que ha definido la forma y el concepto de mi trabajo. Cocido a fuego lento, sin miedo pero con la necesidad desesperada de conectar con el alma flamenca como fuente de inspiración.

Esta serie consta de veintidós obras que pretende captar pequeños instantes del baile, con toda su fuerza e ímpetu, respetando la intención y el gesto. Estas obras son la resultante de años de trabajo investigando la transmisión de sentimientos en formas, destilando la esencia creativa y simplificando los elementos al máximo para concentrar la intención artística.

El contraste expresivo cobra gran presencia en cada trabajo dando tanta importancia al blanco absoluto como al negro, generando un diálogo entre las formas intensas y sutiles, agresivas y suaves. Tras una ardua búsqueda la tinta llegó de forma natural a mis creaciones, inundándolo todo, convirtiéndose en la base de mi proceso creativo. Ella me llevó a los paisajes de líneas, gotas y manchas que pretenden hablar por sí solas, pero sin dejar de estar al servicio del movimiento del baile, de su fuerza. La improvisación forma parte relevante también de la creación, abriéndose paso a cada pincelada, aprovechando lo que nace espontáneamente.

Las flamencas representadas son anónimas, con el fin de dar todo el protagonismo a la expresión corporal, almas reflejadas en el baile. Instantes congelados que pretenden absorber la esencia de la libertad creativa que el flamenco nos regala. Almas que bailan, almas que bailaron e impregnaron con su espíritu el corazón del Arte. Seres que quizás ya no estén… pero dejaron el viento del mantón, los tacones y sus manos.

Las almas del flamenco no acaba en esta exposición, es una serie que llegará hasta donde ella desee, pues la fuente del flamenco es inagotable y se alimenta de sí misma. El camino es desconocido pero cierto el objetivo: conectar con el corazón del Arte y su Verdad.