“Gente de la tierra" es una impactante obra de arte que fusiona el estilo cubista con una explosión de colores vivos, capturando la esencia y diversidad de las poblaciones indígenas de América. La composición está compuesta por una multitud de rostros entrelazados, cada uno representando una identidad individual pero intrínsecamente conectado a la comunidad más amplia.
Los rostros se presentan en una forma fragmentada y angulosa característica del cubismo, desafiando las convenciones de la representación figurativa. Cada faceta del rostro muestra una perspectiva única y diferentes planos de expresión, evocando la multiplicidad de experiencias y vivencias dentro de las comunidades indígenas.
Los colores utilizados en la obra son vibrantes y deslumbrantes, reflejando la riqueza cultural y la vitalidad de estas poblaciones. Desde tonos cálidos de amarillo, naranja y rojo, hasta azules profundos y verdes exuberantes, la paleta cromática resalta la conexión profunda entre la tierra y el espíritu de los indígenas.
A través de esta obra, busqué rendir homenaje a la rica herencia indígena de América y resaltar la importancia de preservar y valorar estas culturas. “Gente de la Tierra" invita a los espectadores a reflexionar sobre la diversidad y la interconexión de las personas y nos recuerda la importancia de celebrar la historia y la sabiduría de las poblaciones indígenas en el tejido cultural de nuestro continente.