La vida no es un continuo homogéneo y constante, por el contrario, la vida es un puñado de trozos, de partes que se van embonando una a otra. Y cada una de estas partes, trae consigo emociones, sentimientos, experiencias y sabiduría. Así, esta obra, cada triángulo evoca un tramo de vida. Cuando observas cada uno de los polígonos, sientes o te recuerdas de algo, o nace una esperanza, o se refuerza un anhelo. Es posible que algún triangulo y sus colores o texturas no te guste, o te moleste, pero así es la vida, hay partes de ellas con las que no quisieras enfrentarte, o que desearías olvidar, y sin embargo están ahí en la memoria, o estarán ahí por el destino. La vida es una suma, y el triángulo es la mejor manera de sumar partes, porque cada una encuentra su lugar, y su conexión.