Elizabeth la señora
que vive en un Renault
arañó el autobús
Elizabeth no tiene fin
desayunó dos cañones de amor

Al ver al salmón nadador
una parte de ella estalla
y es la niña perfumada
que nada junto al salmón
y se embarra con los leones
en la tierra

Elizabeth en los malvones
se disfraza del color verde
y canta la canción
que sonríe el gorrión
(de esencia feliz)
Pero en la distancia
usa las gabardinas de su padre
(el del bar)
y desde la ventana lo llama
como una paloma

Es un montón
de desarmados rincones
el bar de su padre
Una que otra pared
como en un desguace
todo al revés

Quiere entrar
pero está clausurado
por la ventana apenas se ve
Ahí no es un malvón
apenas si tiene algún color
toca la pared
y se acuerda
cuando pegaba los chicles

Elizabeth, la señora
regresa a San Fermón
pagando el autobús
Elizabeth no tiene fin
ni papá
Él se fue con un gurú
y ella perdió el rastro del chamán

Sólo vuelve al salón
al lapidado bar
a juntar las boletas de luz
que le dejan enganchada
de la persiana