"Nave de los locos"
Obra original, - Grafito
- Tinta
sobre Papel, Pieza única
Precio: 3.000 €
Resumen de la obra original
- Grafito
- Tinta
Medidas: 150 ancho x 150 alto cm.
Año: 2016
El dibujo muestra a un barco que navega sobre mar abierto y aguas calientes. Los ocho pasajeros de la embarcación no solo comparten un destino, sino que un estado de trastorno mental. Dicha característica común es La Locura. Han emprendido un viaje a la tierra de los tontos. La tierra prometida de los insanos. Ese lugar donde todo ocurre “al revés”. Todos están colgando en una posición invertida y cabeza abajo. Representa al que esta torcido, al que está orientado en dirección opuesta, a una señal inequívoca de enfermedad.
Además, los cuerpos cuelgan junto a los postes o mástiles del barco, y sostenidos por los pies/manos, desde una barra a la que están aferrados con aparente normalidad, y que son semejantes a las usadas por aves nocturnas, o primates, que precisamente cultivan una costumbre poco usual para obtener el descanso o reposo.
El loco se asocia a la miseria, o al miserable, se simboliza descalzo. El loco tenía prohibido entrar a la iglesia. Eran expulsados por la iglesia, y al mismo tiempo asistidos por ella, de forma semejante a los marginados, los excluidos y los pobres, las prostitutas, los condenados, borrachos, ateos, esclavos y otros de dudosa moral.
Cada uno de estos ocho pasajeros presenta perfiles de locura diferente. Todos ellos muy presentes en la sociedad chilena. Cada mástil lleva un banderín , que contiene un luna, para abanderar el territorio de los “lunáticos”. De izquierda a derecha lo iré describiendo:
1. El Consumidor
a. Alegoría de la conducta compulsiva por la compra. Adquirir por adquirir, el gasto desenfrenado, la inconciencia del residuo., la ignorancia e inconciencia de los costes en toda la cadena de producción. Nueva versión posmoderna de los pecados de la gula, alas incontinencias, en donde no mande la cabeza sino el vientre, que cede y concede a las tentaciones y los impulsos.
2. El Marginal
a. Alegoría de sobrevivir en la mayor de las exclusiones, identificados con una cultura del delito del crimen, La vida en los márgenes, en las periferias, el infierno del lumpen. Los ilícitos en las oscuridades y alejados de los centros, Las licencias de moral disoluta.
3. El Bufón
a. Alegoría del que vie el mundo “al revés” , lo vuelve todo una comedia, da giros para hacer de todo una payasada, la vida se vuelve espectáculo. Ninguna acción responde a la lógica, por ello todo es inesperado. Se expresa irracionalmente y fuera de toda norma. Tomando todo a broma, y así lo pesado e inmensamente insoportable, se vuelve liviano o llevadero o tolerable. Y la paradoja es que burla toma como blanco, los valores equivocados, defiende la apología de la estupidez y ataca a la inteligencia. En caso de quien emprende la sátira al Poder, es también objeto de persecución.
4. El moneylover
a. Alegoría del adicto al dinero, el capitalista enfermo que pone axiológicamente su rentabilidad ante cualquier otro valor, y quien convierte el lucro en un fin en sí, en lugar de un medio.
5. El Pervertido
a. Alegoría del disipado, el liberado sexual, entregado al vicio. Cuya conducta es degenerada, es poseído por el deseo y una lascivia carnal. Sus instintos son más fuertes y le manejan. Una lujuria persistente que no es saciada ni controlada.
6. El Falso
a. Alegoría de Es el que va mostrando una apariencia inconsistente con su auténtica identidad. El que va mintiendo, a los demás y a si mismo. Atentando contra la verdad, huyendo de toda transparencia. Amigo de dios y del diablo. En la ausencia absoluta de autocrítica, conformismo acérrimo con el contexto. Artista de los engaños o los espejismos.
7. El Hippie
a. Alegoría del delirio, búsqueda de un mundo paralelo para vivir, negando el mundo y divorciado de la realidad. En que él mismo suele ser su principal enemigo. En esa creatividad, se instala en una fantasía ingenua, atrapado en un sueño del que no desea despertar ni ser liberado. La incontrolada imaginación nubla su objetividad. No aterriza. Esta es la mirada de quijote.
8. El creyente
a. Alegoría de los convertidos al cristianismo, que han picado el anzuelo, que han caído en la trampa, de una religión hecha para normalizar la esclavitud. Creer y confiar en una institución que pisa el propio potencial de crecimiento es un disparate. Abrazar semejante doctrina limitante es propio de necios. Convertirse en una víctima, es perturbador. Consentir una doctrina que evangeliza para cultivar la servidumbre humana, es una decisión que está fuera de un sano juicio.
La locura se aleja de la Razón (y también de la Verdad), por lo tanto, en ese distanciamiento de la luz, la barca y sus pasajeros se encaminan directamente hacia un horizonte cada vez más oscuro. El país de una tiniebla espesa e infernal.
Los locos son los privados (recluidos), y la locura es recluida, entre los cuerdos, que son los privilegiados (libres). Una convivencia separada y sin mezcla: unos en la tiniebla, otros en la luz. Privilegiados iluminados y bendecidos (la razón), junto a los privados de ella, en las tinieblas (la locura).
Lo racional se le corresponde la piedra (a lo sólido o consistente), lo que permanece fijo o estable. Sin embargo, la locura se asocia a lo instintivo, un magma que es líquido y que fluye en una metamorfosis dinámica.
Por ello la edad media, recuerda que a los locos se les enviaba dentro de una BARCA por el mar o por un cauce fluvial, a un destino incierto, alejándolo de la sociedad de los cuerdos.
En latín, “navis” se refiere también al espacio destinado al uso de los fieles en el interior de un templo cristiano. Un templo es un espacio de transición, que comunica con otro mundo. Y se conoce a la Iglesia Católica como la “nave” de San Pedro. Esta analogía “nave / templo” fue muy popular en la baja Edad Media para denunciar al clero de múltiples excesos. Para ilustrar esta referencia, el barco tiene un reflejo en el agua con arcos arquitectónicos de medio punto que remiten a edificaciones románicas medievales.
La barca, es la prefiguración simbólica del “encierro” o manicomio
la dirección de la barca es en realidad la muerte. La locura precede a la muerte. Según la tradición medieval, los locos no se embarcan voluntariamente, sino que les suben y les envían juntos y agrupados. Esto remarca el hecho de que los locos no son dueños de su destino, y no timonean el transporte en el que viajan (sin tripulación). En el dibujo la nave, está desintegrándose, y se hunde. Por lo tanto, la nave no salva a nadie, más bien naufraga. Subirse e una nave llena de agujeros es también una locura ¿Quién subiría a un barco que deja entrar el agua? Esta incoherencia, es metáfora de la estupidez humana, es también reflejo de todo lo insensato.
Además, los cuerpos cuelgan junto a los postes o mástiles del barco, y sostenidos por los pies/manos, desde una barra a la que están aferrados con aparente normalidad, y que son semejantes a las usadas por aves nocturnas, o primates, que precisamente cultivan una costumbre poco usual para obtener el descanso o reposo.
El loco se asocia a la miseria, o al miserable, se simboliza descalzo. El loco tenía prohibido entrar a la iglesia. Eran expulsados por la iglesia, y al mismo tiempo asistidos por ella, de forma semejante a los marginados, los excluidos y los pobres, las prostitutas, los condenados, borrachos, ateos, esclavos y otros de dudosa moral.
Cada uno de estos ocho pasajeros presenta perfiles de locura diferente. Todos ellos muy presentes en la sociedad chilena. Cada mástil lleva un banderín , que contiene un luna, para abanderar el territorio de los “lunáticos”. De izquierda a derecha lo iré describiendo:
1. El Consumidor
a. Alegoría de la conducta compulsiva por la compra. Adquirir por adquirir, el gasto desenfrenado, la inconciencia del residuo., la ignorancia e inconciencia de los costes en toda la cadena de producción. Nueva versión posmoderna de los pecados de la gula, alas incontinencias, en donde no mande la cabeza sino el vientre, que cede y concede a las tentaciones y los impulsos.
2. El Marginal
a. Alegoría de sobrevivir en la mayor de las exclusiones, identificados con una cultura del delito del crimen, La vida en los márgenes, en las periferias, el infierno del lumpen. Los ilícitos en las oscuridades y alejados de los centros, Las licencias de moral disoluta.
3. El Bufón
a. Alegoría del que vie el mundo “al revés” , lo vuelve todo una comedia, da giros para hacer de todo una payasada, la vida se vuelve espectáculo. Ninguna acción responde a la lógica, por ello todo es inesperado. Se expresa irracionalmente y fuera de toda norma. Tomando todo a broma, y así lo pesado e inmensamente insoportable, se vuelve liviano o llevadero o tolerable. Y la paradoja es que burla toma como blanco, los valores equivocados, defiende la apología de la estupidez y ataca a la inteligencia. En caso de quien emprende la sátira al Poder, es también objeto de persecución.
4. El moneylover
a. Alegoría del adicto al dinero, el capitalista enfermo que pone axiológicamente su rentabilidad ante cualquier otro valor, y quien convierte el lucro en un fin en sí, en lugar de un medio.
5. El Pervertido
a. Alegoría del disipado, el liberado sexual, entregado al vicio. Cuya conducta es degenerada, es poseído por el deseo y una lascivia carnal. Sus instintos son más fuertes y le manejan. Una lujuria persistente que no es saciada ni controlada.
6. El Falso
a. Alegoría de Es el que va mostrando una apariencia inconsistente con su auténtica identidad. El que va mintiendo, a los demás y a si mismo. Atentando contra la verdad, huyendo de toda transparencia. Amigo de dios y del diablo. En la ausencia absoluta de autocrítica, conformismo acérrimo con el contexto. Artista de los engaños o los espejismos.
7. El Hippie
a. Alegoría del delirio, búsqueda de un mundo paralelo para vivir, negando el mundo y divorciado de la realidad. En que él mismo suele ser su principal enemigo. En esa creatividad, se instala en una fantasía ingenua, atrapado en un sueño del que no desea despertar ni ser liberado. La incontrolada imaginación nubla su objetividad. No aterriza. Esta es la mirada de quijote.
8. El creyente
a. Alegoría de los convertidos al cristianismo, que han picado el anzuelo, que han caído en la trampa, de una religión hecha para normalizar la esclavitud. Creer y confiar en una institución que pisa el propio potencial de crecimiento es un disparate. Abrazar semejante doctrina limitante es propio de necios. Convertirse en una víctima, es perturbador. Consentir una doctrina que evangeliza para cultivar la servidumbre humana, es una decisión que está fuera de un sano juicio.
La locura se aleja de la Razón (y también de la Verdad), por lo tanto, en ese distanciamiento de la luz, la barca y sus pasajeros se encaminan directamente hacia un horizonte cada vez más oscuro. El país de una tiniebla espesa e infernal.
Los locos son los privados (recluidos), y la locura es recluida, entre los cuerdos, que son los privilegiados (libres). Una convivencia separada y sin mezcla: unos en la tiniebla, otros en la luz. Privilegiados iluminados y bendecidos (la razón), junto a los privados de ella, en las tinieblas (la locura).
Lo racional se le corresponde la piedra (a lo sólido o consistente), lo que permanece fijo o estable. Sin embargo, la locura se asocia a lo instintivo, un magma que es líquido y que fluye en una metamorfosis dinámica.
Por ello la edad media, recuerda que a los locos se les enviaba dentro de una BARCA por el mar o por un cauce fluvial, a un destino incierto, alejándolo de la sociedad de los cuerdos.
En latín, “navis” se refiere también al espacio destinado al uso de los fieles en el interior de un templo cristiano. Un templo es un espacio de transición, que comunica con otro mundo. Y se conoce a la Iglesia Católica como la “nave” de San Pedro. Esta analogía “nave / templo” fue muy popular en la baja Edad Media para denunciar al clero de múltiples excesos. Para ilustrar esta referencia, el barco tiene un reflejo en el agua con arcos arquitectónicos de medio punto que remiten a edificaciones románicas medievales.
La barca, es la prefiguración simbólica del “encierro” o manicomio
la dirección de la barca es en realidad la muerte. La locura precede a la muerte. Según la tradición medieval, los locos no se embarcan voluntariamente, sino que les suben y les envían juntos y agrupados. Esto remarca el hecho de que los locos no son dueños de su destino, y no timonean el transporte en el que viajan (sin tripulación). En el dibujo la nave, está desintegrándose, y se hunde. Por lo tanto, la nave no salva a nadie, más bien naufraga. Subirse e una nave llena de agujeros es también una locura ¿Quién subiría a un barco que deja entrar el agua? Esta incoherencia, es metáfora de la estupidez humana, es también reflejo de todo lo insensato.
Obra Original
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Publicado en ARTEnet desde: 29 Marzo , 2023
Última actualización: 29 Marzo , 2023
Última actualización: 29 Marzo , 2023
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Detalles de la obra original
- Grafito
- Tinta
Medidas: 150 x 150 cm.
Año de creación : 2016Estilo / Tema
Temática: Espacios exterioresResumen
El dibujo muestra a un barco que navega sobre mar abierto y aguas calientes. Los ocho pasajeros de la embarcación no solo comparten un destino, sino que un estado de trastorno mental. Dicha característica común es La Locura. Han emprendido un viaje a la tierra de los tontos. La tierra prometida de los insanos. Ese lugar donde todo ocurre “al revés”. Todos están colgando en una posición invertida y cabeza abajo. Representa al que esta torcido, al que está orientado en dirección opuesta, a una señal inequívoca de enfermedad.
Además, los cuerpos cuelgan junto a los postes o mástiles del barco, y sostenidos por los pies/manos, desde una barra a la que están aferrados con aparente normalidad, y que son semejantes a las usadas por aves nocturnas, o primates, que precisamente cultivan una costumbre poco usual para obtener el descanso o reposo.
Descripción
El loco se asocia a la miseria, o al miserable, se simboliza descalzo. El loco tenía prohibido entrar a la iglesia. Eran expulsados por la iglesia, y al mismo tiempo asistidos por ella, de forma semejante a los marginados, los excluidos y los pobres, las prostitutas, los condenados, borrachos, ateos, esclavos y otros de dudosa moral.
Cada uno de estos ocho pasajeros presenta perfiles de locura diferente. Todos ellos muy presentes en la sociedad chilena. Cada mástil lleva un banderín , que contiene un luna, para abanderar el territorio de los “lunáticos”. De izquierda a derecha lo iré describiendo:
1. El Consumidor
a. Alegoría de la conducta compulsiva por la compra. Adquirir por adquirir, el gasto desenfrenado, la inconciencia del residuo., la ignorancia e inconciencia de los costes en toda la cadena de producción. Nueva versión posmoderna de los pecados de la gula, alas incontinencias, en donde no mande la cabeza sino el vientre, que cede y concede a las tentaciones y los impulsos.
2. El Marginal
a. Alegoría de sobrevivir en la mayor de las exclusiones, identificados con una cultura del delito del crimen, La vida en los márgenes, en las periferias, el infierno del lumpen. Los ilícitos en las oscuridades y alejados de los centros, Las licencias de moral disoluta.
3. El Bufón
a. Alegoría del que vie el mundo “al revés” , lo vuelve todo una comedia, da giros para hacer de todo una payasada, la vida se vuelve espectáculo. Ninguna acción responde a la lógica, por ello todo es inesperado. Se expresa irracionalmente y fuera de toda norma. Tomando todo a broma, y así lo pesado e inmensamente insoportable, se vuelve liviano o llevadero o tolerable. Y la paradoja es que burla toma como blanco, los valores equivocados, defiende la apología de la estupidez y ataca a la inteligencia. En caso de quien emprende la sátira al Poder, es también objeto de persecución.
4. El moneylover
a. Alegoría del adicto al dinero, el capitalista enfermo que pone axiológicamente su rentabilidad ante cualquier otro valor, y quien convierte el lucro en un fin en sí, en lugar de un medio.
5. El Pervertido
a. Alegoría del disipado, el liberado sexual, entregado al vicio. Cuya conducta es degenerada, es poseído por el deseo y una lascivia carnal. Sus instintos son más fuertes y le manejan. Una lujuria persistente que no es saciada ni controlada.
6. El Falso
a. Alegoría de Es el que va mostrando una apariencia inconsistente con su auténtica identidad. El que va mintiendo, a los demás y a si mismo. Atentando contra la verdad, huyendo de toda transparencia. Amigo de dios y del diablo. En la ausencia absoluta de autocrítica, conformismo acérrimo con el contexto. Artista de los engaños o los espejismos.
7. El Hippie
a. Alegoría del delirio, búsqueda de un mundo paralelo para vivir, negando el mundo y divorciado de la realidad. En que él mismo suele ser su principal enemigo. En esa creatividad, se instala en una fantasía ingenua, atrapado en un sueño del que no desea despertar ni ser liberado. La incontrolada imaginación nubla su objetividad. No aterriza. Esta es la mirada de quijote.
8. El creyente
a. Alegoría de los convertidos al cristianismo, que han picado el anzuelo, que han caído en la trampa, de una religión hecha para normalizar la esclavitud. Creer y confiar en una institución que pisa el propio potencial de crecimiento es un disparate. Abrazar semejante doctrina limitante es propio de necios. Convertirse en una víctima, es perturbador. Consentir una doctrina que evangeliza para cultivar la servidumbre humana, es una decisión que está fuera de un sano juicio.
La locura se aleja de la Razón (y también de la Verdad), por lo tanto, en ese distanciamiento de la luz, la barca y sus pasajeros se encaminan directamente hacia un horizonte cada vez más oscuro. El país de una tiniebla espesa e infernal.
Los locos son los privados (recluidos), y la locura es recluida, entre los cuerdos, que son los privilegiados (libres). Una convivencia separada y sin mezcla: unos en la tiniebla, otros en la luz. Privilegiados iluminados y bendecidos (la razón), junto a los privados de ella, en las tinieblas (la locura).
Lo racional se le corresponde la piedra (a lo sólido o consistente), lo que permanece fijo o estable. Sin embargo, la locura se asocia a lo instintivo, un magma que es líquido y que fluye en una metamorfosis dinámica.
Por ello la edad media, recuerda que a los locos se les enviaba dentro de una BARCA por el mar o por un cauce fluvial, a un destino incierto, alejándolo de la sociedad de los cuerdos.
En latín, “navis” se refiere también al espacio destinado al uso de los fieles en el interior de un templo cristiano. Un templo es un espacio de transición, que comunica con otro mundo. Y se conoce a la Iglesia Católica como la “nave” de San Pedro. Esta analogía “nave / templo” fue muy popular en la baja Edad Media para denunciar al clero de múltiples excesos. Para ilustrar esta referencia, el barco tiene un reflejo en el agua con arcos arquitectónicos de medio punto que remiten a edificaciones románicas medievales.
La barca, es la prefiguración simbólica del “encierro” o manicomio
la dirección de la barca es en realidad la muerte. La locura precede a la muerte. Según la tradición medieval, los locos no se embarcan voluntariamente, sino que les suben y les envían juntos y agrupados. Esto remarca el hecho de que los locos no son dueños de su destino, y no timonean el transporte en el que viajan (sin tripulación). En el dibujo la nave, está desintegrándose, y se hunde. Por lo tanto, la nave no salva a nadie, más bien naufraga. Subirse e una nave llena de agujeros es también una locura ¿Quién subiría a un barco que deja entrar el agua? Esta incoherencia, es metáfora de la estupidez humana, es también reflejo de todo lo insensato.
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